dimarts, de maig 11, 2010

Sobre “La destrucción o el amor” de Vicente Aleixandre.

Acerca tu oído
a esta mi música oculta.
Imagina a un hombre
apoyado sobre el papel
que llena de marcas,
esperando que alguien, tú,
trate de descifrarlas.
Imagínate apoyada
sobre el papel
pidiendo a alguien
que acerque su oído
a tu música...

Acerca tu oído a esta música oculta.
Imagíname describiendo líneas discontinuas
sobre el papel impreso, prendido en poesías,
garabateando libros que hago míos poco a poco,
perdiéndome en cada rima, resiguiendo
caminos que cada poeta crea,
creando conciencia de oficio.
Imagíname perdida en la marea del día a día, en un bar,
envuelta en humo y café, soñando juventudes;
Imagíname apoyada en andamios de las palabras para contar
el cuento de las espadas como labios,
de la destrucción del amor
o del amor como único camino para reconstruirse.
Acerca tu oído a esta mi música y dime
qué oyes cuando tecleo estas letras sobre el ordenador
letras que bien se podrían confundir
con horarios de trenes,
con viajes, con citas, con agendas cuadriculadas.
Imagíname muriéndome con cada nota tibia
de la música que aprendí a seguir con guitarras nada eléctricas.
Imagíname construyendo el mejor de los cuentos
para aquellos a los que amo,
soñando con conversaciones al sol en los mediodías
donde recuerdas dónde quedó el esfuerzo y la esperanza,
dónde encuentras que el destino lo guían
los libros, las charlas, los amores
perdidos en los patios de las universidades.
Imagíname imaginando al hombre que se apoya en el papel,
el papel como única certeza de confesar el amor
que siente por lo que le rodea,
amor sentido día a día, a fuerza de libros
viejos, a fuerza de luchar las vidas,
hombre que a veces se duele.
Imagina al hombre que se esfuerza
en hacer de su trabajo una poesía,
que demuestra sin saberlo que la poesía verdadera,
la que corta la sangre en dos y desgarra cielos azules,
es aquella que dictan las personas buenas.
Imagíname imaginando la mujer que seré, la mujer
que escribe apoyada en un papel, cantando al oído
letras desdibujadas, reinventadas
para que otros sientan aquello que sintió
cuando el hombre se hizo amigo,
cuando el hombre se hizo padre,
cuando el hombre se hizo poeta para transmitir
todo el amor que era capaz de dar a una niña,
pequeña, pequeña como el más pequeño deseo.

Acerca tu oído a estas mis letras
porque cantan la música de amor fortuito,
inesperado como el mejor de los hallazgos,
el amor de la niña que se hace mujer
cuando comprende que debe escribir para ser,
que debe morirse en cada letra porque siente
que ése es el camino, y no otro.
Escucha el cuento de la niña que se hace mujer
cuando comprende que debe seguir su camino,
el suyo propio, que construye su propio norte
nocturno, su sur de estío, la música de sus pasos.
Escucha a la mujer que se hace niña cuando
abre libros y lee la música de los garabatos
de aquel hombre que se apoyaba en un papel
para decirle que la quería mucho,
que le enseñó el camino para hacer suya
la poesía y la vida,
y la literatura
que le regaló un lejano 2006;
la de la destrucción o el amor, y a Vicente Aleixandre.

2 comentaris:

carlota ha dit...

te odio
sempre acabo plorant joder...

Tamarillo3 ha dit...

"me habeis hecho llorar, cabroneees!" xD grandes palabras de anais