LO ABSURDO:
“...Y hubiera querido reírme de todo, de él, de la situación, de los zapatos sucios y mis ganas de besarle. Seguro que también te sucedió alguna vez a ti, es ese momento en el que el aire se desviste y te deja ver una cruda realidad y tú sientes que todo tiene una comicidad tétrica. Hubiera querido reírme, reírme y reírme hasta que la risa me taponara las orejas y me desmontara sobre la acera de la calle, hasta que quedaran todos los pedacitos de mí riéndose esparcidos entre los pies de los viandantes: piel, pulmones, labios, dedos de los pies, carne, sangre riendo. Y nadie me hubiera encontrado ni reconocido porque yo sería eso, una risa desastrosa que se contagia y saca brillo a las baldosas de la estación cuando aún no ha pasado el último tren “.
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