diumenge, de febrer 08, 2009

Me siento feliz cuando me despierto por la noche de forma totalmente imprevista y siento la suavidad y el calor de su piel a mi lado. Me siento feliz cuando él duerme y me abraza sin pensarlo. Dejo caer besos breves como gotas de agua por su espalda, por los brazos, por sus mejillas y su frente poruque está dormido, y yo le veo.
Parece que no está cansado, parece que sueñe y no se preocupe por nada.

¿Sonaré algun día lejana cuando me llame por mi nombre? ¿que otras mujeres andarán por su piel, enamoradas?

¿Dónde lo llevará el viento que se agita dentro de su pecho? ¿se hará daño en el camino?
Seguro que su vida será intensa y aprenderá, aprenderá muchísimo, se dolerá y reirá y conocerá lugares muy distintos. Imagino pueblos, imagino mares y costas y biosques y casas y ciudades y esquinas y rincones y callejuelas. Imagino toda suerte de músicas y cielos y ojos observándolo como yo ahora.

A veces le miro y me pregunto qué lugares pisará el niño de los pasos de mariposa.

Otras veces, me imagino a mí. Yo, libre, en otro lugar, en otro puerto, riendo, llorando, escribiendo, aprendiendo y contando lo que ví en mi camino. Pero no se cómo ni donde, tampoco cuando.

Sólo tengo la certeza del ahora, bajo el edredón, abrazada a un niño de piel suave y caliente. Es fascinante aprender con los ojos cerrados cómo es su cuerpo. Y es bonito dormirse lentamente así, queriéndolo.

y mañana... ya se verá.

1 comentari:

Anònim ha dit...

envejo infinitament la capacitat de veure les coses com lesveus...

tincganes de xerrar amb tu una bona estona...
jolin nena, q bé que escrius :)

carlota