dimarts, de setembre 15, 2009

Cuando sabes algo que es muy grande, pertenece a tí mismo sólo el tiempo que tardes en contárselo a alguien. A veces me gusta guardar secretos míos, cosas que sólo yo sé de mí: una certeza que me ha venido de pronto, una seguridad... porque me permiten un espacio íntimo que me parece un regalo. Me regodeo en ese afortunado conocimiento de mí misma, porque me hace sentir libre.

A veces, lo que sé y lo que guardo no es grato ni es amable. A veces cuece y sangra, pero aún así sólo saberlo yo me protege y me hace sentir bien. Es mi conocimiento, la última parte de mí que queda a salvo y que es desconocida, mi último yo salvaje y original. Y lo defiendo con garras y dientes, porque soy yo y es mi libertad de elegir qué cuento y qué no.

Es mi libertad de elegir, el último bastión.