divendres, d’octubre 14, 2005

PARANOIA 1: EL AMOR

Me entristezco. Querría hacerte desaparecer, borrarte de mi sistema. Quisiera luchar contigo, con espadas como labios, y dejar que la suerte decida, como el Quijote. Pero ¿y si no la llamamos? Dejemos que por una vez el destino esté en nuestras manos. Será divertido probarlo. Si no sale bien, moriremos, pero eso no es importante. Si no te arriesgas no te sientes vivo. Quisiera que en nuestra pelea nos meciera el tiempo, hasta quedarnos dormidos y no nos diéramos cuenta de que nos queremos. Que nos meciera bajo un ciprés, el que estira el cuello hacia cielo, y que allí nos tapara el musgo y nos dorara el polvo. Y cuando éste no se nos quite del pelo ni con el viento, despertarnos y ver como se pone nuestro sol.

Pero no me hace falta tanto. Mátame con un beso, que un segundo se quede descolgado de la vida como quedan las gotas de lluvia a punto de caer. A veces el tiempo se cansa de correr y para para tomar aire: aprovechemos y pongámonos a la sombra de ese momento. Sé que no me quieres, por eso engáñame, que yo me dejo engañar con mucho gusto. Y si crees que cada bocanada de aire es una puñalada para mí no me dejes respirar, y hazme callar. Porque cuando la noche me cierra los ojos me deja caer una lágrima en la mejilla, porque sin tí no vale la pena cerrar los ojos y soñar.

Sin tí… bueno, sin ti nada vale nada. Piensa que yo no pienso si no es en ti, no tengo ganas de nada menos de ti. Quisiera ser libre para ir a la pata coja por la vida, cruzando los pasos de cebra en ámbar y quedándome sin respiración cada vez que miro al cielo, que es como mirarte sin que te des cuenta. Quiero abrir los brazos y abrazar el aire que hay entre tu y yo, porque es lo único que me dejas. Quiero sentir el vacío que se abre ante mi a cada paso que doy por la calle, como una grieta en el mundo, y a cada zancada quiero superarlo. Quiero quererme como te quiero, y quiero ser libre aunque duela. Quiero no tener que remendar mis jirones antes de acostarme, quiero ser yo y no esa máscara la que ven los demás. Quiero que esta loca que escribe esto escape ya, quiero huir con ella rápido, nadando en el viento. Y volar y soñar y reír, y quiero que me dejes vivir, que no oprimas más mi pecho.

Ni siquiera quiero que me quieras, solo déjame ser feliz.

Si el horizonte nos reta, querido odiado mío, sácale la lengua, y dejemos que caiga cada noche con el sol; que el mañana promete más de lo que queremos creer.